Alessandro Volta: el hombre que nos puso las pilas

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Es así de literal. Este físico italiano revolucionó el SXVII con sus avances en el mundo de la electricidad, sobre todo con su megahit: la creación de la  pila eléctrica tal como la conocemos (o casi). Haber dado nombre a la unidad internacional que mide la tensión eléctrica, el voltio, también contribuye a covertirlo en un (y una) figura. Y es que Volta es mucho Volta y hoy se cumplen 270 años de su nacimiento.

Orígenes inciertos de la pila eléctrica

Hace un tiempo os hablamos de la batería de bagdad, un extraño modelo de jarrón que data del período Parto (entre 248 a.C y 226 d.C), del que se encontraron varios ejemplares en 1936. Por su estructura, sobre todo por el cilindro de cobre que tenían en su interior, se cree que pudieron haber sido llenados con algún líquido electrolito permitiendo así una reacción química parecida a nuestra pila actual.

Aun así esto nunca se ha demostrado y la que pasó a la historia como cabeza de cartel fue la pila eléctrica de Volta. Anunció su descubrimiento en el año 1800, tras años y años de experimentación en el campo de la electricidad y en el de la química, con las investigaciones paralelas de compañeros como Luigi Galvani como telón de fondo.

Electricidad animal vs electricidad metálica

Galvani experimentaba con cadáveres ranas y había conseguido que la pata de una de ellas se moviera poniéndola en contacto con dos metales diferentes y originando con ello una pequeña corriente eléctrica. Esto le llevo a creer en la “electricidad animal”,  aunque Volta se dio cuenta de que el truco  no estaba en el pobre bicho, sino en los metales, es decir, que defendía la “electricidad metálica”. Esto originó dos bandos formados por los partidarios de uno y de otro, algo así como una guerra de las corrientes, aunque bastante más pacífica que la de Edison y Tesla.

Volta resolvió la contienda siendo el primero en conseguir producir corriente eléctrica contínua (certificando que ciertos metales eran los responsables de ello) a partir de dos discos conectados por un material conductor húmedo y unidos mediante un circuito exterior. Y eso, aunque parezca un experimento de Art Attack, fue el primer paso hacia la creación de su pila, también conocida como pila voltaica.

El prototipo final constaba de varios discos de zinc y cobre apilados y separados unos de otros por trozos de cartón o fieltro humedecido. La reacción de estos elementos conectados y dispuestos como en la imagen que véis aquí arriba (sin el remate final de la Torre de Pisa, claro), obraba el milagro, consiguiendo generar electricidad. Es decir, la energía química se convertía en energía eléctrica.

Ahora todo eso pasa más o menos igual pero en formatos mucho más pequeños, impensables para Don Alessandro.

La pila y el gran paso adelante dado por este señor no sólo le guardó un espacio VIP en la comunidad eléctrica y llevó a que nombraran la unidad internacional que mide la tensión eléctrica con su apellido. Hay más, existe un “astroproblema” lunar que lleva su nombre e incluso un mineral llamado Voltaíta.

Quien le iba a decir a Volta en su día la de vueltas que iba a dar su apellido…En fin, que le debemos mucho y que a los italianos se les dan bien otras cosas además de la pizza ;)

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