Alimentación sostenible: ganadería, agricultura y consumo con los ODS por bandera

Somos lo que comemos. No en un sentido literal, claro, pero sí con muchas más implicaciones de las que creemos. Cada vez somos más conscientes de cómo y dónde se producen los alimentos que consumimos, de la importancia de evitar desperdiciar la comida y de aspectos que van más allá del simple acto de alimentarnos. La alimentación sostenible ha llegado para quedarse.

Entendemos por alimentación sostenible o gastronomía sostenible aquella en la que se ha tenido en cuenta el hecho de maximizar la sostenibilidad (y por tanto, minimizar el impacto medioambiental) en cualquiera de las partes del proceso: desde plantearnos cómo se crían los animales que luego servirán de alimento hasta considerar reducir o eliminar el consumo de productos de origen animal, pasando por fomentar el consumo de frutas y verduras de temporada o los productos locales. Cualquier cambio a mejor, por pequeño que sea, alrededor de ese acto que hacemos entre 3 y 5 veces al día, construye un futuro sostenible que nos dejará algo más que un buen sabor de boca ;)

Alternativas a productos animales y ganadería ecológica

El hecho de que el número de personas que se pasan al vegetarianismo o al veganismo esté creciendo cada vez más, se debe principalmente a su sensibilidad por la vida animal pero también a su preocupación por el medio ambiente. En agosto de 2018, el siguiente titular fomentó el debate sobre el papel del consumo de carne en el desarrollo sostenible: “La ONU pide reducir el consumo de carne para frenar el cambio climático”.

Desde la gran cantidad de agua que consumen los animales durante su crianza hasta su transporte, pasando por el gas metano que emiten o algunos sistemas de ganadería intensiva que aún hoy en día se siguen llevando a cabo, está claro que su impacto es significativo. Reducir su consumo es algo que en ningún momento se sugiere como la única o principal solución frente al calentamiento global pero sí una medida muy efectiva y sencilla de activar con pequeños gestos.

Por eso, poco a poco vemos una tendencia que crece todavía más que la de abandonar por completo el consumo de productos de origen animal: el hecho de reducirlo y sobre todo, de tener en cuenta cómo se crían los animales a la hora de comprar carne, leche o huevos (fijándonos en los sellos verdes) o el fomento de la ganadería extensiva por parte de los profesionales de este sector. Como ejemplo de lo primero tenemos el aumento de alternativas a la carne, algunas de ellas con voluntad de “clonar” su sabor y textura para atraer a las personas a las que les encanta la carne pero buscan reducir un poco su ingesta o directamente abandonarla. Pueden parecer cambios muy simples pero cada pequeño gesto cuenta ;)

Agricultura sostenible

En materia de agricultura, la sostenibilidad se está teniendo en cuenta desde hace más tiempo. Por un lado cada vez es más fácil encontrar cooperativas o profesionales con procesos de producción respetuosos con el medio ambiente y por otro, las personas consumidoras tenemos cada vez más consciencia de la importancia de nuestras decisiones.

En nuestro caso, la clave está en elegir productos de temporada y de proximidad, (los llamados «Km0«) un combo imbatible para respetar los “timings” de nuestros campos por un lado y minimizar la contaminación que supone el transporte por otro.

Si a esto le sumamos la proliferación de los huertos urbanos que podemos montarnos a mayor o menor escala en nuestro balcón o terraza (una tendencia al alza a raíz del confinamiento), ¡la apuesta está clara!

Pequeños gestos para una alimentación más sostenible

Cultivar nuestras propias hierbas aromáticas o los ingredientes de nuestra ensalada en el balcón no es lo único que podemos hacer desde casa. Una alimentación sostenible pasa por aprovechar los alimentos al máximo.

Esto significa, entre otras cosas, que es importantísimo procurar cocinar en cantidades adecuadas, aprovechar las sobras siempre que sea posible y, en definitiva, no malgastar alimentos. Según la FAO actualmente desperdiciamos una tercera parte de todos los alimentos que producimos, que se dice pronto, y en 2050 habrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas en el mundo, por no mencionar las carencias alimenticias que sufre actualmente gran parte de la población mundial.

Si barremos para casa, también cabe destacar la importancia de cocinar procurando aprovechar la energía al máximo (ese horno que mientras termina de gratinar la pizza pide a gritos que aproveches para hornear unas verduritas para equilibrar al día siguiente, por ejemplo).

Los ODS de la gastronomía sostenible

Todo lo anterior trabaja en una dirección clara: cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de gastronomía sostenible, marcados en la Agenda 2030: la promoción del desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la nutrición, la producción sostenible de alimentos y la conservación de la biodiversidad. Y en este sentido encontramos 2 urgencias clave: erradicar el hambre y fomentar el desarrollo económico de las zonas más desfavorecidas.

Como el resto de objetivos marcados en la Agenda 2030, los referentes a la alimentación sostenible benefician a toda la humanidad, a todas las clases desde varios ámbitos: económico, medioambiental, inclusividad social…

Como ves, la importancia de plantearte lo que comes puede llevarte a hacer un pequeño gesto con el que participar en la construcción de un cambio enorme :)

De la misma manera, creemos que elegir energía de origen renovable o lo que es mejor, producirla desde tu tejado instalando placas solares, es otro pequeño gesto para conseguir un futuro sostenible. Quiero saber más

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