El sexto sentido: electricidad bajo la piel

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A veces parece que los robots, las naves espaciales y ese tipo de historias queden a años luz pero de vez en cuando nos llegan noticias que nos hacen creer todo lo contrario. Lo de que “el futuro es hoy” no es un decir, los avances científicos actuales están consiguiendo cosas que parecen de ciencia ficción y muchos de ellos afectan a nuestro tema fetiche, la electricidad. Hoy le echaremos un vistazo a aquellos relacionados con nuestra piel (como uno de los que os explicamos en este post) algo que nos acerca a los androides y nos da una especie de sexto sentido.

Segunda piel electrónica

El primer caso del que vamos a hablar es quizá el más surrealista/futurista. El titular es así de contundente: un sensor de campos magnéticos que actúa como una segunda piel y que nos permitiría orientarnos de la misma forma que lo hacen algunos animales.

Este sensor, hecho de un polímero ultradelgado (menos de dos micrómetros de grosor) se adapta a las partes más flexibles de la piel humana, incluso a la palma de la mano, actuando, en principio, por encima de nuestra piel.

Los están desarrollando científicos alemanes ( lnstituto Leibniz de estado sólido y de Investigación de Materiales de Dresden y Universidad Técnica de Chemnitz) y japoneses (Universidad de Osaka) y aseguran que permitirá a quien lo lleve ser poco menos que una brújula andante.  Si eres navegante o excursionista más te vale no perderle la pista, aunque puede tardar bastante en estar disponible para el pueblo llano.

Tatuajes eléctricos

Vamos un poco más allá (pero no del todo), ya que ahora toca hablar de tatuajes, eso sí, temporales. En este caso se trata de una especie de calcomanías que producen energía eléctrica a partir de la sudoración de la persona que las lleva.

¿Y cómo sucede el milagro? Pues gracias a una sustancia que contiene el sudor humano llamada lactato y que es un indicador muy importante del esfuerzo físico que realizamos. Cuánto más esfuerzo, más lactato producimos y nuestro cuerpo genera más energía, en una reacción llamada glicólisis.

Este tatuaje temporal actúa como una batería capaz de generar electricidad a partir de la reacción electroquímica que produce el lactato al entrar en contacto con él.

Sus responsables, liderados por la ingeniera Wenzhao Jia de la Universidad de California en San Diego, aseguran que en las pruebas realizadas hasta ahora han conseguido generar una media de 70 microvatios por dispositivo. Teniendo en cuenta que para hacer funcionar un reloj de pulsera basta con 10 microvatios, no está nada mal.

Parches para cargar el móvil

Tal cual. El móvil o un dispositivo similar de esos que ya son como una extensión de nuestro cuerpo.

En este caso hablamos de un parche capaz de convertir la electricidad estática causada por la fricción de nuestros movimientos en electricidad. Es decir, en este caso no tendríamos que cansarnos tanto como en el anterior para conseguir unos resultados de escándalo.

Tiene el tamaño de un sello y puede generar energía suficiente para encender unos 12 leds, de sobra para “salvarnos la vida” cargando nuestro smartphone. Y todo con movimientos tan simples como cerrar el puño o levantar la mano. El profesor Chengkuo Lee, de la Universidad de Singapur, asegura que además se puede utilizar para rastrear los movimientos de un usuario determinado, algo que le hará más gracia a la policía que al resto de mortales.

Ya véis que en nuestra epidermis tenemos un filón eléctrico al alcance de nuestra mano, ¿Llegaremos a ver alguno de estos avances como algo normal y corriente?

Mientras tanto, en Holaluz seguiremos con el foco puesto en un avance que ya ha echado a andar y que cada vez está más cerca de convertirse en un estándar: el autoconsumo.

Saber más sobre el autoconsumo en Holaluz

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